París. – A cinco años del devastador incendio que casi destruye la Catedral de Notre Dame, el icónico templo parisino se prepara para reabrir sus puertas como un símbolo renovado de unidad y esperanza en medio de un panorama político y social marcado por tensiones.
«Notre Dame es un lugar de encuentro, de paz y de unidad», afirma su rector, Olivier Ribadeau Dumas, quien supervisa los últimos detalles antes de la esperada reapertura. La catedral, testigo de momentos históricos y eventos trascendentales, vuelve a ser el epicentro de una nación que busca reencontrarse en medio de desafíos políticos y sociales.
Un símbolo que trasciende fronteras
Ribadeau Dumas subraya el impacto universal de Notre Dame:
«Es la única catedral que no necesita presentación, porque lleva algo de toda la humanidad».
El rector recuerda que, desde sus célebres campanas —como ‘Emmanuel’, la segunda más grande del país— hasta su imponente arquitectura gótica, Notre Dame ha sido testigo de eventos que unifican a Francia, tanto en momentos de alegría como en tragedias nacionales.
El incendio del 15 de abril de 2019, que provocó una ola de tristeza en todo el mundo, se convierte ahora en el punto de partida para un renacimiento sin precedentes. Gracias al trabajo de cientos de artesanos, la catedral regresa con una «blancura y claridad» que realzan su majestuosa elevación gótica, presentándose como «más hermosa que nunca», según el rector.
Unidad en tiempos de incertidumbre
La reapertura de Notre Dame llega en un momento crucial para Francia. Mientras el país acoge a líderes mundiales y se prepara para ser el foco de atención mediática tras los Juegos Olímpicos, enfrenta también un clima político y social enrarecido.
Sin embargo, Ribadeau Dumas minimiza el impacto de estas tensiones en la vida del templo:
«La historia de la catedral siempre ha estado marcada por contextos políticos extremadamente diferentes, desde guerras hasta momentos de paz».
En este sentido, el renacimiento de Notre Dame no solo es un logro arquitectónico, sino también un mensaje de resiliencia para una sociedad que, según el rector, atraviesa un momento de desengaño.
Esperanza hacia el futuro
Más que un símbolo religioso, Notre Dame aspira a ser «la casa de todos», un lugar donde el pasado y el futuro convergen.
«Lo que parecía imposible se ha hecho realidad. Aquel 15 de abril de 2019, muchos pensaron que no volverían a ver la catedral. Hoy está aquí, más espléndida que nunca», reflexiona Ribadeau Dumas.
La reapertura de la catedral representa una oportunidad para reflexionar sobre el papel de Notre Dame como faro de esperanza y unidad, no solo para Francia, sino para el mundo entero.
Con Información de Agencia EFE