Después de décadas de espera, Cincinnati le devolvió el cariño a su leyenda. Pete Rose, el jugador con más hits en la historia de las Grandes Ligas, fue homenajeado por los Reds en un emotivo acto que sacudió los cimientos del Great American Ball Park.
Con su número 14 presente en cada rincón del estadio, la voz de los fanáticos gritó en un solo coro: “¡Pete! ¡Pete!”. Un homenaje cargado de recuerdos, aplausos y lágrimas, justo un día después de que Major League Baseball eliminara póstumamente su nombre de la lista de inelegibles.
Un legado más grande que la controversia
Pete Rose homenajeado como lo que fue: una leyenda. Su hija, Fawn Rose, lo expresó con sencillez: “Esta ciudad era mi papá”. Y fue evidente. Desde la interpretación del himno nacional por parte del coro de su antigua escuela hasta el primer pitcheo lanzado por su familia, todo hablaba de amor, de gratitud, de justicia tardía.
“Jugaba con una pasión que contagiaba”, dijo Terry Francona, excompañero y actual manager de los Reds. Lo mismo confirmaron Barry Larkin y Eric Davis, quienes compartieron anécdotas inolvidables en una mesa redonda previa al juego.
Pete Rose, quien murió en septiembre a los 83 años, jugó 19 temporadas con Cincinnati. En 1989 fue suspendido por apostar en partidos de su equipo. Su exclusión del Salón de la Fama generó controversia por décadas. Ahora, su camino hacia Cooperstown vuelve a abrirse, aunque el desenlace aún es incierto.
La ciudad, sin embargo, ya lo ha colocado en su lugar: el corazón de su historia. Como dijo un fanático veterano, “si Pete no entra como jugador, entonces no hay Salón de la Fama”.