Rafael Devers traspasado: adiós a Boston, hola a la bahía
El béisbol, como la vida, cambia sin previo aviso. A veces en silencio. A veces con estruendo. Hoy, el rugido es fuerte: Rafael Devers fue traspasado. Los Medias Rojas de Boston dijeron adiós a uno de sus bates más consistentes y, a cambio, los Gigantes de San Francisco ganaron una pieza que podría inclinar la balanza en la batalla por el Oeste de la Nacional.
Fue un intercambio grande, de esos que marcan épocas. Boston recibió a cuatro jugadores: los lanzadores Jordan Hicks, Kyle Harrison y José Bello, junto al jardinero James Tibbs III. A cambio, entregaron más que un jugador: soltaron parte de su identidad reciente.
Fracturas internas, resultados externos
El movimiento, aunque impactante, no llega sin contexto. Devers, con un contrato millonario firmado en 2023, había mostrado señales de incomodidad tras ser desplazado de la tercera base. La llegada de Alex Bregman y su cambio forzado al rol de bateador designado encendieron chispas que nunca terminaron de apagarse.
Cuando el equipo le pidió que cubriera la inicial por lesión de Triston Casas, Devers se negó. La respuesta fue clara: “La directiva debe hacer su trabajo”. Ese mismo día, la cúpula de los Medias Rojas voló a Kansas City para hablar con él cara a cara. Demasiado tarde. La grieta estaba hecha.
Ahora, en San Francisco, lo esperan con los brazos abiertos. «Es uno de los mejores bates del juego», dijo Willy Adames, compañero nuevo y vocero del entusiasmo general. Devers llega a una alineación que busca competir ya, no mañana. Y Buster Posey, ahora en funciones ejecutivas, no oculta sus intenciones: ganar.
De Boston con amor… y cicatrices
Rafael Devers debutó en 2017 con los Medias Rojas. Ganó una Serie Mundial. Fue líder en empujadas cinco años seguidos. Fue All-Star tres veces. También fue, por mucho tiempo, el rostro del equipo. Pero la historia cambió. Como pasó con Mookie Betts. Como pasó con Nomar Garciaparra. Boston cierra otro ciclo, y el dominicano abre uno nuevo.