Lincoln López.
El destacado escritor y periodista Rafael Peralta Romero, estuvo en Santiago de los Caballeros, pronunciando una conferencia básicamente para académicos en la Universidad ISA; y, al final del acto hizo una acción que lo enaltece, donar varios libros de su autoría, y, mi persona resultó beneficiada con uno: “Cien cuentos enanos”, y, además, ¡autografiado!, doblemente agradecido.
Rafael Peralta Romero, es un talentoso escritor dominicano. “Ha ejercido la profesión de periodista durante más de cuatro décadas, y al mismo tiempo sirvió como docente universitario. Es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y académico correspondiente de la RAE. Desde 2020 se desempeña como director general de la Biblioteca Nacional. Además, miembro de número del Instituto Duartiano…”.
Un intelectual del nivel de Mateo Morrison, Premio Nacional de Literatura 2010, aseveró que “Rafael Peralta Romero demuestra una vez más la versatilidad que lo ha convertido en uno de nuestros escritores fundamentales, a lo que agrega su condición de centinela del uso correcto del idioma. Ha transitado con creatividad y talento los géneros de novela, ensayo, poesía y cuento. Es, además, autor de varios textos esenciales sobre literatura infanto-juvenil.”
Por otra parte, “Cien cuentos enanos” forma parte de su extensa producción literaria que quedó relegada su publicación por varias razones, según cuenta el autor en el prólogo. De este preámbulo quiero destacar dos ideas. Una, la del contenido temático. Dice: “…parece que ningún asunto ha faltado: amor, sexo, política, espiritualidad, bíblico y otras cuestiones sociales y metafísicas”…
La otra idea es sobre el enano como estructura de esos cuentos: “De los enanos sabemos que son individuos de baja estatura, pero completos en su integridad como personas. Estos cuentos enanos contienen menos palabras, sin que eso deba restarles capacidad para expresar el ser y el hacer humanos, además de mostrar el mundo interior del autor”…
Muy interesante es el análisis realizado por Josanny Moní, y, vertido en la contraportada del libro, cuyas últimas palabras cito: “Son historias breves y aun así profundas, que invitan a la reflexión, que despiertan la curiosidad y el sentido crítico, todo ello con un toque de humor que hace de la lectura un tiempo ameno, provechoso, para el disfrute y la elevación del espíritu. Escribir historias escuetas, como estas, requiere de una gran destreza”.
Aplaudo con entusiasmo el nacimiento de esta nueva obra literaria de Rafael Peralta Romero en todas sus dimensiones; y, como colofón, reproduzco de la página 41 su “Cuento enano”, Judío:
“Purificó ollas, purificó cacerolas,
purificó bandejas, purificó vajillas.
Purificó sus manos.
Tan agobiado quedó, que le faltaron fuerzas
para purificar las cuentas”.