Hay premios que no se ganan solo con estadísticas.
Hay títulos que llegan cuando el juego se mezcla con el corazón.
Shai Gilgeous-Alexander acaba de ganar el premio al Jugador Más Valioso de la NBA, y lo hizo como se ganan las cosas grandes: con trabajo silencioso, con fe y con humildad.
En una liga repleta de estrellas, el canadiense de los Thunder brilló como pocos. Promedió más de 32 puntos por partido, jugó con eficiencia, defendió como un veterano, y sobre todo, lideró como un verdadero capitán.
Su equipo, Oklahoma City, tuvo la mejor temporada de toda la liga. 68 victorias. Una hazaña que pocos veían venir, pero que él construyó noche tras noche.
Shai no fue el más ruidoso. No hizo promesas.
Solo salió a jugar, a dejarlo todo en la cancha, a levantar a su gente.
Y hoy, la NBA le reconoce con el MVP.
Pero la verdad es que ya lo había ganado hace rato, cuando empezó a demostrar que creer en uno mismo cambia todo.
Este no es solo un trofeo. Es una historia que merece ser contada.
The 2024-25 Kia NBA Most Valuable Player is… Shai Gilgeous-Alexander!#NBAAwards | #KiaMVP | @Kia pic.twitter.com/yGpv5eycSF
— NBA (@NBA) May 21, 2025