A veces, una imagen dice más que mil palabras… y también puede encender un incendio. Eso fue exactamente lo que ocurrió cuando Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, compartió una fotografía generada por inteligencia artificial en la que aparece vestido como el Papa. La publicación, difundida en su red Truth Social, ha levantado una ola de indignación en todo el mundo.
El gesto no cayó en terreno seco: apenas una semana después del funeral del Papa Francisco, fallecido el pasado Lunes de Pascua, la comunidad católica sigue de luto. En ese contexto, ver a Trump como Papa no solo sorprendió: dolió. Para muchos, fue un golpe directo al corazón de millones de fieles que aún lloran la partida del líder espiritual de la Iglesia Católica.
Una imagen, muchas heridas
La publicación se viralizó en minutos, sumando millones de reacciones, especialmente luego de que la cuenta oficial de la Casa Blanca en X (antes Twitter) también compartiera la imagen. El silencio de Trump tras la publicación solo hizo crecer la molestia.
Muchos la calificaron como una “falta total de respeto”, mientras otros la vieron como una muestra más del estilo provocador de Trump. Pero esta vez, para muchos, cruzó una línea sagrada.
“Jugar con símbolos religiosos en tiempos de duelo no es libertad de expresión, es insensibilidad”, escribió un líder católico en redes.
Un gesto que divide
Mientras algunos de sus seguidores defendieron la publicación como una “sátira política”, otros la condenaron como una burla innecesaria. Trump como Papa no fue una broma ligera: fue, para millones, una provocación con sabor a sacrilegio.
La polémica ha encendido el debate sobre los límites del humor en tiempos de dolor. ¿Hasta dónde se puede jugar con la fe de otros? ¿Y quién debe poner ese límite?
Por ahora, el daño está hecho. Y la herida, fresca. La fe no se viste de likes ni se mide en retuits. Y cuando se trata de respeto, hay fronteras que no deberían cruzarse… ni siquiera con inteligencia artificial.