Cooperstown vivió una ceremonia inolvidable
La espera valió la pena. Aunque la lluvia intentó aguar la fiesta, el Salón de la Fama abrió sus puertas a cinco nuevos inmortales que marcaron época en las Grandes Ligas: Ichiro Suzuki, CC Sabathia, Billy Wagner, Dave Parker y Dick Allen.
La ceremonia de exaltación 2025 fue un tributo a la grandeza, al legado y a la historia viva del béisbol. Con discursos sentidos, ovaciones prolongadas y muchas emociones, Cooperstown se convirtió en el corazón del juego durante una tarde que quedará para siempre en la memoria colectiva del deporte.
Cinco vidas, una misma eternidad
Ichiro Suzuki, ícono global, fue el primero de su país en alcanzar la inmortalidad en el Salón. A los 51 años, delgado como en sus días con los Marineros, recibió la ovación de miles. Con más de 3,000 hits en MLB, Ichiro abrió caminos y dejó huellas imborrables.
CC Sabathia, símbolo de fuerza y longevidad, ingresó en su primera boleta. Con más de 250 victorias y 3,000 ponches, el zurdo californiano se ganó su lugar con trabajo duro, carisma y una trayectoria intachable.
Billy Wagner, el “Billy the Kid” del montículo, rompió barreras como relevista zurdo. Su historia de superación —aprendió a lanzar con la izquierda tras una lesión— y su dominio desde el bullpen lo catapultaron a Cooperstown en su última oportunidad.
La emoción también se sintió en los homenajes póstumos. Dave Parker, “La Cobra”, fue exaltado justo un mes después de su fallecimiento. Su potencia ofensiva y liderazgo dejaron huella, especialmente con los Piratas campeones de 1979.
Y Dick Allen, otro gigante que nunca bajó el ritmo pese a la injusticia de su tiempo, finalmente recibió el reconocimiento que tanto merecía.