El nombre Luis Ortiz MLB retumba hoy más allá del diamante. El lanzador de los Cleveland Guardians enfrenta una de las historias más turbias que han sacudido a las Grandes Ligas en los últimos años: una acusación por aceptar sobornos para manipular apuestas.
Ortiz compareció ante un tribunal federal en Boston y fue liberado bajo fianza de 500,000 dólares, con estrictas condiciones. Se le retiró el pasaporte, se limitaron sus viajes y se le prohibió contactar a cualquier implicado en el caso.
Sombra sobre el pasatiempo nacional
El caso también involucra a su compañero Emmanuel Clase, cerrador estelar de los Guardians. Ambos habrían recibido pagos de apostadores en República Dominicana para alterar la velocidad y resultado de sus lanzamientos, con ganancias estimadas de 460,000 dólares para los beneficiarios.
La MLB, alertada por un patrón “inusualmente alto” de apuestas durante partidos de abril a junio, colocó a los dos jugadores en licencia administrativa mientras cooperan con las autoridades federales.
El fiscal Joseph Nocella Jr. fue tajante: “Ortiz y Clase traicionaron el pasatiempo de Estados Unidos. Cuando la corrupción toca el deporte, la confianza del público se rompe”.
Futuro incierto
El abogado de Ortiz insiste en su inocencia, afirmando que los pagos fueron por actividades legales. Sin embargo, la investigación sigue abierta, y los cargos —que incluyen fraude electrónico y lavado de dinero— podrían llevar hasta 20 años de prisión.
La MLB ya impuso nuevos límites a las apuestas individuales sobre lanzamientos, buscando proteger la integridad del juego. Pero el daño, al menos en lo mediático, parece estar hecho.
Por ahora, Luis Ortiz MLB queda en libertad, pero bajo la lupa de un béisbol que enfrenta su mayor desafío ético en décadas.

