Billo Frómeta, uno de los músicos más influyentes de América Latina, dejó una huella imborrable en la música tropical y popular de la región. Nacido en República Dominicana, Frómeta revolucionó la escena musical de Venezuela y alcanzó un nivel de popularidad que lo convirtió en un ícono cultural. Su legado sigue vivo, incluso tres décadas después de su fallecimiento, gracias a las canciones que inmortalizó y a las generaciones de músicos y fanáticos que continúan disfrutando de su música.
Según un reportaje publicado por BBC Mundo, Frómeta llegó a Venezuela en 1937 con su grupo, la Santo Domingo Jazz Band, tras un largo y arduo viaje desde República Dominicana. Fue en Venezuela donde Frómeta encontró su verdadero hogar musical, y a petición de los empresarios locales, el grupo cambió su nombre a Billo’s Happy Boys, para evitar la polémica vinculada al régimen de Rafael Trujillo, en ese momento presidente de República Dominicana.
Desde su llegada a Caracas, Frómeta forjó una relación especial con el pueblo venezolano. A lo largo de su carrera, su orquesta Billo’s Caracas Boys se convirtió en un símbolo de la música tropical venezolana. La fusión de géneros como el merengue, el son cubano, la guaracha y la cumbia, le permitió transformar la escena musical de Venezuela, trayendo nuevos sonidos y abriendo la puerta a una música más diversa y global. Además, su contribución a la internacionalización de géneros como el porro colombiano consolidó su estatus como una figura clave en la evolución musical de América Latina.
Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera ocurrió en un concierto donde, con su orquesta, fusionó dos composiciones icónicas: el «Alma Llanera» y «El Manisero». En una interpretación sinfónica impresionante, ambas piezas se entrelazaron de manera armoniosa, demostrando la genialidad de Frómeta y su capacidad para mezclar ritmos y melodías de manera innovadora. Amable Frómeta, hijo del músico, recuerda con nostalgia cómo este logro impactó tanto a los músicos como al público presente.
A lo largo de los años, Billo’s Caracas Boys se hizo famosa no solo por su virtuosismo musical, sino también por sus contagiosos ritmos de carnaval y su repertorio navideño que se convirtió en una tradición en Venezuela. Frómeta no solo fue un músico talentoso, sino también un embajador cultural que acercó la música tropical de toda América Latina a Venezuela.
A lo largo de su carrera, Billo Frómeta transformó la música tropical de América Latina, fusionando diversos géneros con un estilo propio y único. Tres décadas después de su fallecimiento, su legado sigue vivo en las canciones que siguen sonando en las calles y en los corazones de quienes lo vieron brillar. Como él mismo solía decir, «encontró su verdadera personalidad en Venezuela», un país que le brindó el amor y el reconocimiento que merecía.
Con Información de Diario Libre