El narco huyó, pero dejó rastro: armas, vehículos y más de mil paquetes
La madrugada fue larga en San Pedro de Macorís. El río Higuamo no solo llevó agua, también arrastró una verdad incómoda: otra tonelada de droga buscaba tocar tierra dominicana. Pero esta vez, la operación fue frustrada.
Un total de 1,360 paquetes, que se presumen cocaína, fueron incautados por agentes de la DNCD. Todo comenzó con disparos. Las autoridades fueron recibidas a tiros mientras intentaban interceptar una lancha rápida. Hubo tensión. Pero no hubo heridos.
Una persecución de película
Tras un seguimiento de inteligencia y una operación coordinada por aire y mar, los agentes lograron cercar la embarcación. Los ocupantes huyeron por el río, encallaron en la boca del Magua y abandonaron todo: droga, motores y hasta camionetas con el motor encendido.
En tierra firme, el hallazgo fue igual de contundente: tres vehículos listos para el transporte, un cargador para fusil, documentos personales y otros elementos clave para seguir el rastro de los responsables.
No hubo arrestos. Pero hay un mensaje que resuena: el narco no tiene escondite seguro.
Las redes tiemblan, pero no se detienen
Carlos Devers, vocero de la DNCD, fue claro. La persecución continúa. Y los involucrados en esta operación fallida deben entregarse. El golpe fue duro. Pero la guerra sigue.
Los 1,360 paquetes y tres pacas de lo que parece marihuana ya están en manos del INACIF para su análisis.
Cada golpe como este suma. Aunque el enemigo es escurridizo, el Estado sigue mandando un mensaje: en las costas dominicanas también se hace justicia.