Por:
Redacción Expresión Libre
Según el pueblo, no se observa ninguna acción por parte de las autoridades que tienda a mejorar el servicio o a normalizar la situación.
En medio de un calor fuera de récord y las constantes partículas del polvo del Sahara —que coinciden con las altas temperaturas—, en Sajoma nadie recibe agua por las tuberías. Coraasan, al parecer, tampoco cuenta con un camión cisterna que pueda auxiliar a quienes no pueden pagar 2,000 o 2,500 pesos por un camión del preciado líquido.
No hay un solo sector de la población que esté recibiendo agua. Ni siquiera las oficinas públicas, incluyendo la Policía Nacional y el Hospital Municipal.
¿Qué pensarán ahora las organizaciones y grupos sociales de Sajoma que, hace poco, paralizaron en más de un 90 % las actividades productivas en la Sierra? ¿Continuarán la lucha hasta que se resuelva el problema del agua, o se conformarán con recibir más falsas promesas de las autoridades?
Lo cierto es que Sajoma da pena. Las familias viven un martirio, sin alternativas. Para colmo, tampoco llueve.
¡Oh San Isidro Labrador!
¿Qué te ha hecho San José de las Matas, pueblo eminentemente católico y que dice tener mucha fe?
Por favor, mándanos aunque sea una llovizna, para que los sedientos puedan llenar una cubeta de agua, esa que Coraasan les niega.