La República Dominicana enfrenta una nueva controversia en el deporte, esta vez por el caso de la voleibolista Eve Mejía, quien ha sido apartada de la selección nacional tras dar positivo a furosemida, un diurético prohibido, durante la Liga de Naciones. Mejía se convierte en la segunda atleta de élite sancionada por violar las normas antidopaje en los últimos cuatro años, sumándose al pesista Zacarías Bonnat, quien también enfrentó una suspensión.
El director de la selección, Cristóbal Marte, fue contundente en sus declaraciones sobre la gravedad de la situación, mientras que algunos dirigentes intentaron presentar a los atletas dopados como víctimas. Esta actitud es preocupante, dado que el deporte dominicano ya estuvo cerca de ser sancionado por la falta de una agencia nacional de dopaje.
Eve Mejía podría enfrentar una suspensión de cuatro años, lo que terminaría con su carrera. Es crucial que los atletas comprendan que no pueden alegar ignorancia, ya que las reglas del dopaje son claras y se comunican constantemente. Además, debemos cuestionar la cultura de la trampa que persiste en nuestra sociedad, especialmente considerando que somos líderes en sanciones por dopaje en el béisbol de las Grandes Ligas. Es hora de tomar responsabilidad y proteger la integridad del deporte.