El país se despide de uno de sus hijos más nobles. A los 91 años, Marcelo Bermúdez Estrella falleció en Santiago, un hombre cuya vida fue un verdadero testimonio de valor, arte y un firme compromiso con la libertad.
Desde muy joven, Bermúdez comprendió que la palabra “patria” se defiende con acciones, no solo con discursos. Su nombre quedará siempre asociado al legado de libertad del movimiento clandestino 14 de Junio, en el que militó desde sus inicios.
Durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, fue apresado, torturado en La 40 y La Victoria, y luego forzado al exilio. Pero ni el dolor ni la distancia lograron doblegarlo. Desde Venezuela y Europa, continuó su lucha, convencido de que su país merecía democracia.
En 1963, regresó a la República Dominicana y se unió al levantamiento de Las Manaclas, junto a Manolo Tavárez Justo. Fue uno de los pocos sobrevivientes de aquella gesta, un verdadero símbolo de resistencia y sacrificio.
Del exilio al desarrollo
Superada la etapa de la persecución, Bermúdez se reinventó. En los años setenta, apostó por el trabajo y la producción. Fue pionero en la Zona Franca de Tamboril, donde fundó una de las primeras empresas dedicadas a la fabricación de calzado y artículos de piel.
Su visión contribuyó al desarrollo industrial de Santiago, creando empleos y fortaleciendo la economía local.
El arte como refugio
El hombre que conoció la cárcel, el exilio y la lucha armada, encontró más tarde su paz en el arte. Como escultor, fue premiado en varias ocasiones por el Concurso de Arte León Jimenes, y sus obras se exhibieron en museos y salones nacionales.
Fundó la Casa de Arte, un espacio que se convirtió en un semillero de artistas y un punto de encuentro cultural en Santiago.
Un servidor del pueblo
Su amistad con el profesor Juan Bosch lo llevó al Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En 1996, fue nombrado gobernador provincial de Santiago durante el primer gobierno de Leonel Fernández.
En ese rol, impulsó proyectos de educación, desarrollo e inversión, apoyando decididamente la instalación de la UASD en Santiago, un paso clave para la educación superior pública en el Cibao.
Hoy, los santiagueros despiden a un hombre íntegro, progresista y profundamente humano.
Marcelo Bermúdez deja un legado de libertad que trasciende generaciones, una huella imborrable en la historia, la cultura y la dignidad de su pueblo.

