El Club Fernando Plaza Valerio volvió a la cima. Luego de 14 años sin celebrar, Plaza Valerio campeón resuena con fuerza en el corazón de Santiago y en la garganta de sus fieles fanáticos. Este miercoles, ante más de 12 mil almas enardecidas, el "Imperio Rojo" venció 95-89 a Pueblo Nuevo en un emocionante séptimo partido que quedará grabado en la historia del baloncesto santiagués.
Con este triunfo, el club suma su octava corona en el Torneo de Baloncesto Superior de Santiago, rompiendo una racha negativa que dolía. Pero ya es historia. Gracias a dos guerreros, en todos los sentidos: Richard Bautista y Juan Guerrero, quienes se combinaron para 51 puntos y una actuación digna de leyenda.
Bautista cerró con un doble-doble de 27 puntos y 11 asistencias, acompañado por seis robos. Guerrero, por su parte, firmó 24 puntos, 11 rebotes y tres bloqueos. Por eso, no fue sorpresa que ambos fueran elegidos Jugadores Más Valiosos de la serie final.
Noche perfecta, historia perfecta
La primera mitad fue demoledora. Plaza dominó desde el arranque, ganando los dos primeros parciales y yéndose al descanso con una ventaja de 16 puntos. No dejaron espacio para dudas. Y aunque Pueblo Nuevo apretó en la segunda mitad, no pudo cambiar el destino.
Este título no solo rompe una sequía: es una revancha emocional. Pueblo Nuevo había sido el verdugo en cinco de seis finales previas. Pero esta vez, fue diferente. Fue épico. Plaza ganó por primera vez un séptimo juego contra su eterno rival.
“Me preparé para este momento”, dijo Bautista al final. Guerrero, emocionado, confesó: “Nunca había tardado tanto en cumplirle a una fanaticada”.
Para el dirigente Rudy Martínez, fue más que un campeonato. Fue un homenaje. “Esto es para mi madre y para Jonathan Sarnelly. Él empezó el trabajo, yo solo lo terminé”.
Desde las gradas, la vicepresidenta Raquel Peña aplaudía. Desde el banquillo, el gerente Rafael Julia no ocultaba su alegría: “Prometimos un campeonato y lo cumplimos. ¡Misión cumplida!”
Con un 56% en tiros de campo, Plaza fue eficiente, agresivo y certero. Pero, más allá de los números, fue corazón, pasión y unión.
Plaza Valerio campeón. El grito se oye en cada esquina de Santiago. Y esta vez, nadie puede silenciarlo.