“Estoy aquí para jugar donde me necesiten.”
Así, sin rodeos ni poses, Rafael Devers fue presentado oficialmente como nuevo jugador de los Gigantes de San Francisco. En su primer día con el equipo, mostró algo más valioso que su poderoso bate: actitud y compromiso.
Con la camiseta número 16 puesta y una sonrisa de quien empieza una nueva etapa, el dominicano dejó claro que no le interesa el drama del pasado. Lo suyo ahora es competir, sumar y, sobre todo, ganar.
Un bate con historia… y futuro
Devers llega a una franquicia que no ve un jonronero de 30 cuadrangulares desde los días de Barry Bonds, quien —por cierto— lo acompañó en su entrada al club. “Solo con verlo, ya siento que mi juego mejoró”, dijo entre risas, aunque todos sabemos que el respeto era genuino.
Después de una salida tensa de Boston, donde perdió su lugar en la antesala por la firma de Alex Bregman, Devers cambia de costa con un solo enfoque: hacer historia en una ciudad que sabe lo que es ser campeona.
Buster Posey, ahora como presidente de operaciones, no escondió su ilusión:
“Devers es un jugador que trasciende generaciones.”
Y con el contrato de $331 millones por 11 años, la apuesta no es poca. Es el rostro de un nuevo ciclo en San Francisco, donde lo quieren como referente ofensivo y pilar del club.
Un nuevo comienzo
Le tocará adaptarse. Ha sido bateador designado este año, pero se espera que trabaje en la defensa, probablemente en la primera base. Él no pone peros.
“Estoy aquí para ayudar, para competir y para ganar campeonatos”, dijo ante la prensa.
Y se lo cree. La franquicia también.
La próxima parada será especial: los Medias Rojas visitarán San Francisco muy pronto. Será el reencuentro con su pasado. Pero Rafael ya lo dijo:
“Eso es cosa del pasado. Estoy enfocado en lo que tengo aquí.”
Con 28 años, 14 jonrones y 57 empujadas en esta temporada, su talento no está en duda. Lo que viene es ver hasta dónde puede llegar ahora, con el sol de California como testigo.