La madrugada del 8 de abril de 2025 quedará marcada por una tragedia que segó la vida de Rubby Pérez, uno de los más grandes exponentes del merengue, quien se encontraba en el escenario del Jet Set, cantando con la misma pasión que lo caracterizó durante más de 50 años. En ese fatídico momento, el techo del lugar se desplomó, dejando más de 100 víctimas fatales, incluyendo al artista, quien también era conocido como "La voz más alta del merengue". Este suceso ha conmocionado a la República Dominicana y al mundo de la música, en particular al gremio del merengue.
En los últimos meses, Rubby Pérez había estado en el centro de la atención mediática, no solo por su música, sino también por sus vivencias personales. El 21 de marzo, celebró con su hija Ana Beatriz sus 15 años, un evento que, con un suntuoso pastel, atrajo la atención de los medios. Solo cuatro días después, en los Premios Soberano, la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) le rindió un homenaje por sus 40 años de carrera. Durante este tiempo, el merenguero continuaba defendiendo con fervor el género que lo vio nacer, y recalcó su creencia de que "el merengue es el ADN de la patria".
El 8 de abril, Rubby Pérez se encontraba en la que se había convertido en una fiesta tradicional de los lunes en el Jet Set, un espacio conocido por acoger a músicos de merengue, salsa y bachata. La fiesta anunciada con antelación para celebrar la música de Rubby Pérez, de repente, se convirtió en la tragedia que marcó el fin de su vida en el escenario.
Un hombre probado por la vida
La vida de Rubby Pérez estuvo llena de desafíos, y como él mismo lo relató en varias entrevistas, fue un hombre marcado por la fe. En 2022, en una entrevista con el periódico Listín Diario, recordó cómo dos accidentes de tránsito casi le arrebataron la vida. El primero, a los 15 años, cuando sufrió un grave accidente que le dejó secuelas en su pierna y truncó sus sueños de ser pelotero profesional. Fue entonces cuando encontró consuelo en el amor de su familia, especialmente de su abuela, quien lo ayudó a superar los momentos más oscuros de su vida.
En los años siguientes, Rubby también pasó por momentos dolorosos que pusieron a prueba su fe. Su familia, originaria de la Iglesia Evangélica, fue su pilar de apoyo. El Salmo 103, "Alaba alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus favores", se convirtió en su referente de vida, recordándole siempre la bondad y el cuidado de Dios a lo largo de su difícil pero gloriosa trayectoria.
Además de los accidentes, Rubby vivió el dolor de perder a su amada esposa, Inés Lizardo, en octubre de 2022, quien luchó durante años contra un cáncer de mama. Junto a ella, había compartido más de 30 años de matrimonio y la crianza de sus cuatro hijos. A pesar de los momentos de quebranto, Rubby siempre mostró su fe y fortaleza, y en su corazón, el amor por su familia se mantenía firme, sin rendirse jamás.
Una vida de música y superación
Desde su juventud, Rubby Pérez mostró una pasión por la música, inicialmente interesado en el bolero, pero la necesidad de mantener a su familia lo llevó a dedicarse al merengue. A pesar de los obstáculos, como sus problemas de salud y sus años de recuperación, Rubby logró forjar una carrera exitosa, primero con Los Pitágoras de Haina, Los Juveniles del Sabor, y Los Hijos del Rey. Más tarde, integró la orquesta de Wilfrido Vargas y, finalmente, lideró su propia agrupación.
Con canciones como “El africano” y “Volveré”, Rubby Pérez se convirtió en una de las figuras más respetadas y queridas del merengue. Temas como "Perro ajeno", "Buscando tus besos" y "Fiesta para dos" resonaron en las pistas de baile y en los corazones de miles de seguidores.
Amor y respeto por Venezuela
A lo largo de su carrera, Rubby Pérez también cultivó una relación especial con Venezuela, país que consideraba su segunda patria. En la década de los 90, vivió en el país sudamericano, donde se ganó el cariño del público. Durante los últimos años, volvió en varias ocasiones para presentarse ante un público desbordado de cariño. Sin embargo, en cuanto a la situación política y social de Venezuela, Rubby prefería mantener una postura neutral, evitando tomar partido por uno u otro bando, y apostando a que su música serviría para unir al pueblo venezolano en momentos de crisis.
Un legado de fe, lucha y amor
Rubby Pérez vivió una vida marcada por la fe, la superación y el amor por la música. Su éxito, sin embargo, no estuvo exento de tragedias personales. A pesar de haber logrado fama y fortuna, el merenguero nunca perdió el foco en lo que verdaderamente importaba: su familia, su fe y su música. Su vida, llena de altibajos, refleja la fuerza de un hombre que siempre creyó en el poder de la resiliencia y en la importancia de compartir con los demás.
Hoy, la República Dominicana llora la partida de uno de sus más grandes exponentes, pero también celebra su legado musical y su inquebrantable fe. Desde el escenario del Jet Set hasta el corazón de su pueblo, Rubby Pérez dejó una huella imborrable en el merengue y en la vida de quienes lo conocieron y lo amaron.
Con información de Listín Diario y la periodista Ynmaculada Cruz Hierro