SANTO DOMINGO. – Las víctimas del desplome en Jet Set no solo enfrentan el dolor de una pérdida irreparable, sino también una nueva herida: ver a los presuntos responsables libres bajo fianza. El Ministerio Público ha sido tajante. Las medidas impuestas a los hermanos Antonio y Maribel Espaillat —una garantía económica, impedimento de salida y presentación periódica— no reflejan la magnitud del desastre ni el sufrimiento de las víctimas del desplome.
“Es una burla”, dijo con firmeza el procurador adjunto Wilson Camacho, quien lideró la acusación. Y lo dijo con razón. Doscientas treinta y cinco personas murieron. Ciento ochenta más quedaron heridas. Al menos 130 niños quedaron huérfanos. Todo, por un techo sobrecargado sin supervisión técnica, donde seis aires acondicionados industriales y tinacos pesaban más que la conciencia de quienes los instalaron.
Una decisión que duele
La jueza Fátima Veloz reconoció la complejidad del caso, pero el fallo fue interpretado por las víctimas como una falta de sensibilidad. “Pusieron el interés económico por encima de la vida de quienes llenaban esa discoteca cada noche”, dijo Camacho. La indignación es colectiva.
El Ministerio Público presentó más de 130 pruebas en una audiencia que duró más de 14 horas. Fotografías, reportes internos, videos, advertencias ignoradas… pruebas que demuestran que no fue un accidente: fue negligencia.
Un caso que marcará historia
El desplome del Jet Set ya es uno de los eventos más trágicos en la historia reciente del país. Pero la historia aún no termina. El Ministerio Público apelará la medida y buscará justicia, no solo por los muertos, sino por cada familia rota, por cada niño que preguntará por qué mamá o papá no volvió.