El veto de LIDOM a los lanzadores Emmanuel Clase y Luis Ortiz ha encendido un debate que va más allá del terreno de juego. La Federación Nacional de Peloteros Profesionales (FENAPEPRO) rechazó la medida, calificándola de arbitraria y sin base jurídica.
Ambos peloteros están bajo investigación de MLB por presuntas apuestas deportivas, pero aún no existe sanción formal. Aun así, la LIDOM decidió impedir su participación con las Estrellas Orientales, sin ofrecer explicaciones detalladas ni un procedimiento claro.
La FENAPEPRO sostiene que esta acción vulnera derechos laborales y principios de equidad, sentando un precedente peligroso para el manejo de futuros casos. El gremio ha solicitado un encuentro urgente con los directivos de la liga para buscar una salida que respete el debido proceso.

Doble moral y falta de coherencia
La controversia revive un viejo tema: la doble moral de LIDOM. En el pasado, jugadores con antecedentes de violencia doméstica, consumo de sustancias prohibidas o sanciones internacionales han sido reintegrados sin mayores cuestionamientos.
Hoy, en cambio, dos jugadores sin sanción oficial son excluidos antes de que se demuestre cualquier falta. La pregunta cae por su propio peso: ¿por qué unos sí y otros no?
El béisbol dominicano necesita reglas claras, no juicios mediáticos. Si se habla de disciplina y valores, debe comenzar por la coherencia. La justicia deportiva no puede aplicarse a conveniencia.
Mientras tanto, el veto de LIDOM sigue siendo tema caliente, y la pelota… todavía está en el aire.