A partir de las cinco de la tarde de ayer, la capital de la república y la provincia Santo Domingo -la más grande y poblada del país- colapsaron entre torrenciales aguaceros y una aglomeración de vehículos de motor. Eran los primeros alientos de la tormenta tropical Melissa, formada al sur en el mar Caribe, casi frente a Barahona.
En síntesis, estamos ante una ronda de lluvias intensas que -según los expertos en Meteorología- podría cubrir los próximos cinco días, con una sombrilla que abarcará las dos terceras partes del territorio nacional. En palabras llanas, tendremos agua, mucha agua, con desbordes de ríos, lagunas, cañadas, etcétera.
Estas no son buenas noticias para el país, aunque mucha gente cree que las lluvias pagan sus daños.
Estamos pensando en la población que vive en zonas bajas, otras que están localizadas, contra toda sensatez, en linderos de ríos. También están las familias con casuchas encima y al lado de cañadas.
Estas lluvias nos recuerdan siempre que somos una nación con una amplia población de gente pobre que reside en “casas-suicidas”, entre la esperanza y el olvido.
Por ventura para el país, tenemos en el COE (Centro de Operaciones de Emergencias) una entidad que agrupa muchas agencias estatales responsables de cuidar la población, de sus bienes y de los bienes públicos en estos tiempos. El COE es, en América Latina y el Caribe, una organización modelo con demostrada eficiencia.
En ella descansamos en estos días de lluvias intensas.
Por supuesto, el COE no puede suplir de prudencia a las personas, ni puede subsanar los errores del gobierno central y los ayuntamientos cuyas autoridades permiten que familias levanten viviendas en lugares peligrosos.
Aun así, el COE siempre ha estado dispuesto a dar todo lo que pueda para proteger a los habitantes del país en situaciones como en la que nos ha metido la tormenta tropical Melissa.
Este diario exhorta a la población a escuchar las voces de las autoridades competentes y llevarnos de sus consejos. También exhorta a todos los residentes en zonas de alto riesgo a la solidaridad, al socorro y a la cooperación.
Fuente: Hoy Digital