El cambio de hora llega una vez más. Este domingo 2 de noviembre, millones de personas en Estados Unidos deberán atrasar una hora sus relojes al cumplirse el fin del horario de verano.
Según lo establece la Ley de Política Energética de 2005, el horario de verano termina el primer domingo de noviembre, lo que marca oficialmente el regreso al horario estándar de invierno. El ajuste se realiza a las 2:00 de la madrugada, momento en que los relojes retroceden una hora para dar paso a jornadas con menos luz natural.
Hoy, la mayoría de los dispositivos electrónicos hacen este cambio de manera automática. Sin embargo, los relojes tradicionales y algunos electrodomésticos aún requieren ajuste manual.
No todos cambian la hora
Aunque la mayoría del país modifica su horario dos veces al año, no todos los estados participan del cambio. Lugares como Hawái y gran parte de Arizona mantienen el mismo horario durante todo el año.
Lo mismo ocurre con varios territorios estadounidenses como Puerto Rico, Guam, Samoa Americana y las Islas Vírgenes, que optan por conservar el horario estándar de manera permanente.
Una idea con historia
El origen del cambio de hora se remonta al siglo XVIII, cuando Benjamín Franklin propuso aprovechar mejor la luz del día para ahorrar energía. Desde 1918, Estados Unidos ha mantenido esta práctica, aunque el debate sobre su utilidad sigue abierto.
El próximo ajuste llegará el domingo 8 de marzo de 2026, cuando inicie nuevamente el horario de verano. Por ahora, toca disfrutar una hora más de sueño y acostumbrarse a que el sol se oculte un poco más temprano.

