Cada 28 de abril, el país celebra el Día de Soberanía, una fecha grabada con fuego en la historia dominicana. Hace 60 años, el gobierno de Estados Unidos, liderado por Lyndon B. Johnson, desplegó tropas para apoyar a facciones golpistas que se oponían al retorno de Juan Bosch, depuesto en 1963. Aquella intervención marcó un antes y un después: un conflicto que puso a prueba la conciencia nacional y dejó una herida que sigue viva en la memoria colectiva.
El Día de Soberanía rinde homenaje a los hombres y mujeres que, con valentía, desafiaron las armas extranjeras para defender la patria. Los constitucionalistas y civiles que salieron a las calles entendieron que mantener la libertad implicaba arriesgarlo todo. Roberto Casá calificó esa invasión como “un momento trágico para la nación”, mientras Juan Daniel Balcácer la describió como “una grosera injerencia en nuestros asuntos” que dejó un saldo de muertes y destrucción, pero también de un orgullo que nadie pudo arrebatar.
Legado de dignidad dominicana
En 2018, la Cámara de Diputados oficializó esta fecha como “Día de la Soberanía Nacional”, convocando a cada generación a exaltar el amor por la patria y el legado de quienes no se rindieron ante la opresión. Abril, mes de la dignidad, encarna la resistencia de un pueblo que jamás negocia su independencia. La invasión extranjera no solo destruyó infraestructuras y sueños, sino que sembró en la conciencia el valor de la unidad y la determinación.
Hoy, a seis décadas de aquel episodio, recordamos que la soberanía no es solo un derecho, sino una responsabilidad viva. Celebrar este día significa mantener vigente la memoria de los mártires, honrar su sacrificio y asegurar que la dignidad dominicana siga siendo un ejemplo de coraje y convicción para las futuras generaciones.