Pese a haber sido escrita en el siglo XVII, la obra maestra de Miguel de Cervantes no ha perdido vigencia. En sus páginas, escondido entre refranes y diálogos, se encuentra un principio que hoy guía a científicos, empresarios y hasta expertos en logística: «Quien yerra y se enmienda, a Dios se encomienda».
Esta frase, que muchos pasan por alto, resume con elegancia lo que hoy se conoce como el método científico. Errar y enmendar. Probar, fallar y volver a intentar. Esa es la base del progreso. En tiempos donde equivocarse se ve como debilidad, Cervantes nos recuerda que el verdadero valor está en saber rectificar.
El valor del error bien gestionado
Ya sea en un laboratorio o en una empresa de transporte, el proceso es el mismo. Se prueba una idea, se detecta el error, se ajusta el rumbo. Errar y enmendar es más que un refrán: es una actitud ante la vida y el trabajo.
La ciencia avanza porque no teme equivocarse. La logística mejora porque aprende de sus fallos. Y todo esto se resume en una frase que, aunque nació en una novela de caballería, se volvió universal.
Otros refranes del Quijote también tienen enseñanzas vigentes:
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“A Dios rogando y con el mazo dando” promueve la acción, no solo la esperanza.
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“En la tardanza está el peligro” resalta la importancia de actuar a tiempo.
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“Donde menos se piensa salta la liebre” nos recuerda que siempre debemos estar preparados.
Errar no es el final del camino. Es el punto de partida para hacerlo mejor. Cervantes lo dijo hace siglos. Hoy, la ciencia y el mundo lo confirman.