San José de las Matas está viviendo una versión moderna de su España Boba. Así lo advierte el periodista Luis Alfredo Collado desde su Observatorio de Prensa, al desnudar con dolor y precisión el abandono que golpea a un pueblo con historia, belleza natural y una promesa de desarrollo que nunca terminó de cumplirse.
En medio de la Sierra, Sajoma olvida lo que fue. Sus parques temáticos —Arroyo Hondo, La Ventana y Agua Caliente—, hoy son estructuras fantasmales. Lo que una vez fue símbolo de progreso y turismo, se ha convertido en ruinas tristes, saqueadas por el tiempo y por la ineficiencia de quienes las gestionaron. No hay vigilancia, no hay mantenimiento… no hay voluntad.
Y eso es apenas la punta del iceberg.
Agua que fluye… lejos de casa
Paradójicamente, Sajoma abastece de agua a gran parte de Santiago y otras zonas del país, pero sus propios habitantes llevan más de 50 años sin acceso continuo a ese derecho básico. La promesa de un nuevo acueducto lleva décadas dando vueltas entre discursos, maquetas y aplausos vacíos. Mientras tanto, los camiones cisterna son la única salvación para cientos de familias.
De esperanza a retroceso
En 2015, el gobierno de entonces inauguró parques y una empacadora de frutas y vegetales con una inversión que superó los 70 millones de pesos. Hoy, todo eso está abandonado. El cambio de gobierno en 2020 se sintió como un portazo: se apagó el impulso que daban figuras como Gustavo Montalvo, y el municipio se sumió en un retroceso visible y doloroso.
Las carreteras que una vez fueron orgullo y motor de conexión —el llamado circuito vial de la Sierra—, ahora son trillos rotos. El único proyecto reciente de peso, el nuevo hospital, fue inaugurado entre luces, pero también entre carencias. Tanto así, que en Nueva York se hizo un llamado a colectar sábanas para enviarlas al centro, “y marcarlas para que no se las roben”.
¿Y ahora qué?
Sajoma necesita más que promesas. Urge un nuevo acueducto, la reconstrucción de sus parques, la reparación de sus caminos. No por turismo, sino por dignidad. No por imagen, sino por justicia.
San José de las Matas merece ser escuchado. No puede seguir siendo un pueblo que entrega agua, pero muere de sed.