La amistad entre Gabriel García Márquez y el Profesor Juan Bosch es un fascinante capítulo en la historia literaria y política de Latinoamérica. Según relata el periodista y escritor colombiano Collazos, García Márquez, en su juventud, era un apasionado de las pláticas literarias y no tanto de las de Derecho, carrera que cursaba en la Universidad Nacional de Colombia. Su primer trabajo formal fue colaborar con el periódico El Espectador, donde escribió cuentos que luego serían parte de la antología "Ojos de Perro Azul", publicada en 1974.
En los años 60, mientras García Márquez estaba en Benidorm, España, buscó a un personaje que admiraba y que se encontraba exiliado en ese país: el Profesor Juan Bosch. Al saludarlo, García Márquez lo llamó "Maestro", a lo que Bosch respondió con curiosidad, preguntando por qué lo llamaba así. Bosch era conocido no solo como un político dedicado a la lucha por la democracia en la República Dominicana, sino también como un escritor reconocido en la región.
La admiración de García Márquez por Bosch se evidenció aún más cuando, una década después, viajó a la República Dominicana para celebrar los 70 años del Profesor Juan Bosch. Esta celebración, según Euclides Gutiérrez Feliz, fue un evento internacional con la presencia de destacadas figuras como el poeta Nicolás Guillén y el escritor francés Regis Debray. García Márquez no solo sentía afecto de alumno por Bosch, sino que lo consideraba un verdadero maestro de las letras.
La amistad entre ambos no se limitaba a la admiración mutua; compartían ideas y sentimientos de respeto. Un claro ejemplo de esto fue cuando García Márquez le pidió a Bosch que escribiera el prólogo de su novela "Crónica de una muerte anunciada", publicada en 1981, apenas dos años antes de que García Márquez recibiera el Premio Nobel de Literatura.
La relación entre Gabriel García Márquez y el Profesor Juan Bosch trascendió la literatura y la política, convirtiéndose en un ejemplo de amistad basada en el respeto, la admiración y la complicidad intelectual. Sin duda, esta amistad dejó una huella imborrable en la vida y obra de ambos escritores, enriqueciendo así el legado cultural de Latinoamérica.
Fuente: Acento.com.do