El alma de una ciudad que no se detiene
Santiago ciudad corazón no solo es una frase que rima: es una verdad sentida. Es el latido de un pueblo que se fundó entre montañas, con el río Yaque como testigo, y que hoy celebra con orgullo medio siglo de impulso industrial, cultural y humano.
Durante el acto conmemorativo del 50 aniversario de la Corporación Zona Franca Santiago, María Amalia León, presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes y directora general del Centro León, ofreció un discurso cargado de emoción, historia y visión.
En su intervención, dejó claro que Santiago no es solo una ciudad: es un símbolo de esperanza, una meca empresarial, una cuna de identidad y cultura. Con una mirada firme en el pasado, pero un pie firme en el mañana, la Ciudad Corazón reafirma su papel protagónico en el desarrollo nacional.
Un legado sembrado con fe y visión
María Amalia habló con orgullo de una ciudad que no se construyó solo con ladrillos, sino con sueños, con trabajo honesto y con una vocación inquebrantable de progreso. Hizo un recorrido por las raíces de Santiago, desde su papel en las guerras independentistas hasta su protagonismo en la historia económica moderna.
Citó a grandes pensadores, poetas, héroes y líderes que han moldeado la identidad santiaguera. Entre ellos, Ulises Francisco Espaillat y la Sociedad Amantes de la Luz, verdaderos pilares de un pensamiento avanzado y de una conciencia social que hoy sigue latiendo en cada proyecto y en cada institución de la ciudad.
El libro presentado en el acto, «Santiago: Meca empresarial y epicentro de inversión», refleja esa historia con imágenes, datos y reflexiones que invitan a mirar al futuro con claridad y responsabilidad.
Una ciudad que sabe quién es
«Santiago sabe quién es», afirmó María Amalia, parafraseando a Don Quijote. Y es cierto: sabe que es tierra de cultura, de industria, de lechones y de letras. De tradición, pero también de innovación. Una ciudad que ha tejido alianzas público-privadas como la de APEDI y la Corporación Zona Franca Santiago, dando ejemplo de unidad para el bien común.
La voz de María Amalia León resonó como eco de generaciones que han amado a Santiago desde sus entrañas. Y en su mensaje quedó claro que el futuro de Santiago no es un destino incierto: es una construcción colectiva que ya comenzó.