POR JOSÉ MIGUEL ALZATE
Se están cumpliendo por estos días setenta años de la publicación de La Hojarasca, la primera novela escrita por Gabriel García Márquez. Para celebrarlo, El Espectadorpublicó la semana anterior su primer capítulo, acompañado de la nota introductoria del propio autor. La publicación la hizo en 1955 Ediciones S.L.B. Este libro, que el lector Guillermo de la Torre, de la Editorial Losada, de Argentina, rechazó recomendándole al autor que mejor se dedicara a otra cosa, reveló el talento literario de un autor que años después se convertiría en el más grande escritor latinoamericano de habla hispana. Si Alvaro Cepeda Samudio, que recibió la carta, no le dice que la ignorara, posiblemente García Márquez habría renunciado a ser escritor.
El éxito de Cien años de soledad fue el imán que llevó a millones de personas a querer leer los primeros libros de Gabriel García Márquez. Los lectores de todos los continentes querían saber cómo llegó el escritor colombiano a la esplendidez de un estilo literario que los cautivó por ese lenguaje oceánico que utilizó para crear a Macondo. En esos libros publicados antes de la obra que lo catapultó como novelista están las claves para entender el mundo del escritor galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982. En La Hojarasca, su primera novela, editada después de la acogida que tuvieron los cuentos publicados en El Espectador entre los años 1947 – 1953, se empiezan a delinear los rasgos físicos del coronel Aureliano Buendía, el personaje mítico de su obra cumbre.
Gabriel García Márquez contaba apenas con veintiocho años de edad cuando publicó esta novela. Su argumento puede compararse con el drama de Antígona tratando de enterrar el cadáver de su hermano Polinices, que el dictador Creonte no dejaba sepultar. En La Hojarasca el cadáver pertenece a un extraño médico que había llegado a Macondo veinticinco años atrás, con una carta de recomendación de Aureliano Buendía. Cuando Adelaida, la esposa del coronel, le abrió el portón, pensó que era un militar que venía en misión oficial. Llegó en una mula, por el camino real, y se fue directo para la casa del coronel. Allí vivió durante ocho años, hasta el día en que se juntó a vivir con Meme, una guajira que creció en la casa del militar, y que desapareció de Macondo sin dejar huella.
La hojarasca es una novela escrita en monólogos, donde tres personajes van narrando la forma cómo el médico llegó a Macondo, su vida odiado por todos en el pueblo y el momento en que llegan a la casa donde se ahorcó para meterlo en el ataúd y darle cristiana sepultura. Son las voces del abuelo, la hija y el nieto, que en once capítulos numerados se alternan en veintiocho monólogos, sin seguir un orden específico. En el texto solamente aparecen referencias que sugieren quién es el narrador. La historia transcurre entre 1903, año en que llega el médico, y 1928, año en que se suicida. El coronel es el encargado de organizar el entierro. Cumple así una promesa que le hizo al médico el día en que, según él, este le salvó la vida al curarlo de una dolencia física.
La novela se inicia con el relato de un niño que se siente extraño porque, siendo miércoles, no lo han llevado a la escuela, y le han puesto el vestido de pana verde que solo usa los domingos. El niño va narrando sus impresiones al ver el muerto. Se extraña de que tenga “la cabeza acerada y un pañuelo amarrado en la mandíbula”. Relata además la forma como cuatro hombres lo meten en el ataúd y, después de organizarlo, clavan la tapa con puntillas. En este párrafo el lector descubre que asiste al velorio de un hombre extraño, alguien que no supo ganarse el afecto de la gente. Lo quieren tan poquito que nadie lo acompaña en el entierro. Eso sí, todos quieren asomarse a la ventana cuando pasa el féretro, no importándoles que el arroz se esté quemando en el fogón.
La experiencia que García Márquez había adquirido como cuentista le abrió el camino para aventurarse en una obra de mayor consistencia temática, donde podría darles contextura a personajes más trascendentes. Las lecturas acumuladas le brindaron las herramientas para arriesgarse en este proyecto literario. La hojarascairrumpe como una novela con fuerza narrativa, con una estructura original, con un lenguaje donde se presagia un excelente narrador. Además, como un buen experimento técnico. El mundo de Macondo empieza a vislumbrarse en personajes como El Cachorro, el sacerdote que para explicar la palabra de Dios se apoya en la astrología. Leída setenta años después, se advierte en esta novela el lenguaje exuberante que caracteriza a Cien años de soledad.
Aunque en La hojarasca solamente hablan tres personajes, son varias las personas que toman vida en la obra. La principal es Meme, la mujer guajira que terminó viviendo con el médico después de que este abandonó la casa del coronel. Desaparece del pueblo de manera inexplicable, y nadie vuelve a saber nada de ella. Meme aparecerá en Cien años de soledad como la mujer con quien Mauricio Babilonia hace el amor en el baño de la casa. Otro es Martín, el esposo de Isabel; este trató de estafar al médico en un negocio. Sin embargo, para el galeno fue un hombre respetable. El otro personaje es el sacerdote del pueblo. Lo llamaban El cachorro. Cosa rara, llegó a Macondo el mismo día en que lo hizo el médico. La gente consideraba extraño su proceder como sacerdote.
¿Cómo llegó a Macondo el extraño médico que termina suicidándose? En el monólogo del tercer capítulo, donde habla el coronel mientras espera que lo guajiros acaben de organizar el cuerpo en el ataúd, el lector se entera de cómo apareció el personaje. Todo el pueblo estaba esperando la llegada, por el camino real, del sacerdote que asumiría los destinos espirituales de la parroquia. Cuando menos pensaron apareció, montado en una mula, un forastero que traía en el anca del animal “el baúl más grande que se había visto jamás se Macondo”. Todos pensaron que era el sacerdote. Pero cuando vieron que pasó de largo, sin mirar a nadie, con sus polainas de militar, se dieron cuenta de que no era. Sobre todo, porque el hombre siguió derecho hacia la casa del coronel.
Fuente: eje21.com.co