Las aguas

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Rafael Octavio Lantigua

La ignorancia, el fenómeno de lo rápido, con la avidez y la conciencia de universo-social, con la secuela de la modernidad, el crecimiento vertiginoso de ­la sobrepoblación mundial desmedida, y los embastes climáticos bruscos, se están sumando a la práctica indiscriminada de la extracción de materiales en zonas acuíferas como son los lechos de ríos, yéndose estas prácticas hasta los subsuelos y a la evapori­zación, bajo el elemento de lo irreversible.

Se fusiona también al hecho, el mortal “conuquismo», en áreas prohibidas, y los incendios forestales despiadados con la consiguiente espiral adrede de depredación y la clásica producción de carbón ilegal con fines consabidos. Un caso típico de contaminación de las aguas, es el río Amina, camino a El Rubio en SAJOMA, un lugar llamado Cahobanico en donde hay más de 30 casas todas a la orilla de uno de los ríos más bellos de R. D. nos referimos al Amina…cuál será el ­Go­bierno que se case con la gloria desalojando esas casas y construyendo las mismas en otro lugar (puede ser hasta en la rivera del frente )…evitando así que ese río se contamine  inmisericordemente.

De forma calamitosa, las aguas se evaporan produciendo situaciones de austeridad, haciendo así mas exigua y pírrica la calidad de nuestra vida, como una retranca para el curso de la ­existencia, como el caso de muchos países que  han tenido que tomar alternativas de relevo debido a la ausencia del precioso líquido o H20.

La industrialización y el capi­talismo feroz, como antagonismo bestial, luchan por supremacía en el universo y su espectro, en afán de ese bloque de naciones desarro­lladas con anuencia de sus acólitos o ricos, o vasallos, con sus poderes que tienen en  genuflexión al tercer mundo. El desarrollo nuclear mantiene al mundo saturado de tensiones, pánico y temor. Se tiene diezmado al planeta en todo tipo de contaminante, partículas radioactivas que aniquilan la calidad de la vida.

Esa inicua y contaminante y tóxica mortal-se convierte en seria amenaza para la salud de la biodiversidad- que ya de por sí pierde diariamente  375 especies de flora y fauna, las que desaparecen por las ­consecuencias cognitivas de nuestro hábitat.

El espacio que otrora fuera una quimera intocable, está siendo profanado e invadido por la contaminación ultra ­radioactiva de desechos como secuela de la modernidad  y el curso del desarrollo competitivo y descubrimiento espaciales. Ya se han saturado los océanos también, como una amenaza para especies marinas en vía de extinción, con la carga mortal de desperdicios lo que eleva el nivel de las aguas y exceso de basura de plásticos y otras basuras ­depositadas por nosotros mismos. Los aires invisiblemente ya no aceptan más monóxidos de sepas epidémicas de mortales trayectorias, están contaminados. No obstante de ser una retranca para la sobrevivencia, colide con el futuro de la salud, y el deterioro de nuestro planeta y el curso de su evolución.

Fuente: La Información

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