Hay una nueva forma de aprender. No necesita aulas, ni libros gruesos, ni una agenda escolar. Solo curiosidad, constancia y una buena conexión a internet. Eso fue lo que descubrió Nityesh Agarwal, un ingeniero de software que decidió enfrentarse a la teoría de la relatividad especial… sin tener formación previa en física.
¿Su secreto? Aprender preguntando. No una vez. Ni diez. Hizo más de 100 preguntas a ChatGPT hasta que la teoría de Einstein le hizo sentido. En dos fines de semana, pasó de no saber nada, a poder explicarla en cinco minutos.
Más allá del primer clic
Mientras muchos ven la inteligencia artificial como un buscador más “vitaminado”, Nityesh la usó como un tutor personal con paciencia infinita. Pidió ejemplos, metáforas, dibujos, analogías, pruebas. Reformuló sus dudas una y otra vez, hasta que cada pieza del rompecabezas encajó.
Porque ese es el verdadero poder de los modelos de lenguaje: no saberlo todo, sino saber explicarlo de todas las formas posibles, hasta que entiendas.
El límite no es la IA, somos nosotros
Este caso revela algo clave: no es la tecnología la que limita el aprendizaje, sino la actitud del estudiante. Muchos hacen una pregunta y se van. Nityesh se quedó. Preguntó. Dudó. Insistió.
Hoy, una nueva clase de autodidactas está naciendo. No se trata de los que tienen acceso a internet, sino de quienes saben hacer la pregunta correcta… y luego 99 más.
Porque después de Internet, la IA es la gran revolución del conocimiento. Pero solo para los que se atreven a usarla a fondo.