El mensaje de Jesús a la humanidad se basa en el amor

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Ingrid González de Rodríguez.

“Nació el hijo del Hombre” (Lucas 2: 1-7). “Al este de Belén, en la aldea de Beit Sahur, en un campo de pastores, un Ángel apareció ante ellos para anunciarles el nacimiento de Jesús: “No temaís, porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo, que os ha nacido hoy en la ciudad de David, un gran Salvador, que es Cristo el señor”. (San Lucas 2:10- 11).

«Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David para ser empadronado con María, su mujer desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dió a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón». El nacimiento de Jesús ocurrió aproximadamente en el año 4 a.C., en un período histórico marcado por la dominación del Imperio Romano en el Mediterráneo y el Cercano Oriente. En ese momento, Judea era una provincia bajo el control romano, gobernada por el rey Herodes el Grande como un cliente del imperio. Esta época se caracteriza por tensiones políticas, religiosas y sociales en la región.

El Imperio Romano, en su máximo apogeo, mantenía un control firme sobre sus territorios a través de la “Pax Romana”, un período de relativa estabilidad política y económica, pero acompañado de un fuerte aparato militar y fiscal. En Judea, sin embargo, esta paz era frágil debido a las expectativas mesiánicas del pueblo judío, que anhelaba la llegada de un líder espiritual y político que los liberara de la opresión extranjera. Culturalmente, el sincretismo era común, con influencias helenísticas mezclándose con tradiciones locales. La región era un cruce de rutas comerciales, lo que facilitaba el intercambio de ideas, pero también intensificaba las tensiones entre diferentes grupos religiosos y étnicos.

Jesús y su prédica renovadora

En este contexto, Jesús nació en Belén, los relatos cristianos se refieren al entorno humilde que contrastaba con el poder imperial de Roma y las estructuras jerárquicas del judaísmo de su tiempo. Llama la atención la forma en que el hijo de un carpintero y una ama de casa, llegó a cuestinar a los maestros de la ley judía en igualdad de conceptualización y conocimientos, siendo aún muy joven.

“Los Evangelios nos presentan a Jesús como un rabí o sea, un maestro en la interpretación de la Biblia que durante unos tres años predicó entre los judíos de Palestina. Su predicación se centraba en varios puntos, principalmente, en una interpretación de la ley sumamente renovadora. Jesús aceptaba la ley pero prescindía de los miles de preceptos externos para llegar a su fondo: el amor a Dios y a los demás hombres (Lucas X, 25-37; 27-38), Mateo V, 17-48, VI, 1-34) Marcos XII, 28-34).

Esta forma de interpretar la ley condujo a Jesús a enfrentarse de forma cada vez más dura con los dirigentes religiosos del pueblo judío: los sacerdotes y los maestros de la ley (Lucas XI, 37-53).

Los sacerdotes veían con malos ojos el antirritualismo de Jesús (Juan IV, 1-24), los maestros de la ley, especialmente los del grupo fariseo, sentían que su concepto de la fidelidad, basado en la observancia de múltiples y pequeños preceptos externos, quedaba desmontado por los ataques de Jesús (Lucas VI, 1-11, XIV, 1-6), también, algunas de las enseñanzas de Jesús eran inadmisibles, pues contravenían las estructuras ortodoxas, mediante las cuales Roma gobernaba en Palestina.

Dos milenios y 24 años: un mensaje conmovedor que permanece intacto

Cronológicamente, el naci-miento de Jesús, ubicado en el año 1d.C., ocurrió hace dos milenios. Estamos en el año 2024, por lo que han transcurrido 2 milenios y 24 años desde entonces. A lo largo de los siglos el mensaje de Jesús se mantiene vivo en el corazón de los que le siguen. Su predicación ofrece a la humanidad un mensaje que se basa en el amor:

1-. Amor a Dios: Jesús enseñó que el mandamiento más importante es amar a Dios con toda el alma, la mente y las fuerzas (Mateo 22: 37-38).

2-. Amor al prójimo: Jesús destacó que el segundo mandamiento más importante es amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22: 39).

Este amor trasciende los límites culturales, sociales y religiosos. El mensaje de Jesús transformó para siempre la historia al introducir el amor incondicional, la igualdad espiritual y el perdón como valores universales, que inspiraron una nueva visión de la humanidad y del mundo.

Tomado del periódico La Información

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