El béisbol se encuentra de luto tras la muerte de Rickey Henderson, considerado el mejor robador de bases en la historia de las Grandes Ligas. Henderson, quien falleció a los 65 años, dejó una huella imborrable en el deporte con sus impresionantes logros y su estilo de juego electrizante.
A lo largo de una carrera que abarcó más de dos décadas, Henderson se consolidó como una de las figuras más influyentes en la historia del béisbol. Con un total de 1,406 bases robadas, aún ostenta el récord de más robos en la MLB, un logro que parece inalcanzable en la actualidad. Además, es el líder absoluto en carreras anotadas, con 2,295, reflejando su capacidad para ser el motor ofensivo de cualquier equipo en el que jugara.
Henderson jugó para nueve equipos, destacando especialmente con los Atléticos de Oakland y los Yankees de Nueva York. Fue 10 veces All-Star, dos veces campeón de la Serie Mundial y MVP de la Liga Americana en 1990. Además, fue galardonado con tres premios Silver Slugger y un Guante de Oro, mostrando su destreza tanto en la ofensiva como en la defensa.
En 2009, fue inducido al Salón de la Fama del Béisbol con un impresionante 94.8% de los votos, un reconocimiento a su incomparable legado en el deporte. Su número 24 fue retirado por los Atléticos de Oakland, un tributo que refleja el respeto y la admiración que le profesan.
Rickey Henderson será recordado no solo por sus estadísticas, sino por su capacidad para revolucionar el juego con su velocidad, astucia y carisma. A pesar de su fallecimiento, su legado perdurará por generaciones, y su nombre seguirá siendo sinónimo de velocidad y excelencia en el béisbol.
El mundo del béisbol rinde homenaje a una leyenda que cambió para siempre el curso del juego. Descanse en paz, Rickey Henderson.