Por un lado, tenemos a Daniel Ponce de León, un lanzador veterano con experiencia en Grandes Ligas. Ponce de León, quien jugó para los Cardenales de San Luis, se une a los Gigantes luego de una temporada sólida en la Liga Mexicana de Béisbol, donde lanzó para los Diablos Rojos. Este tipo sabe lo que es jugar al máximo nivel y será una pieza clave para el pitcheo del equipo cibaeño. Su experiencia, tanto en MLB como en ligas del Caribe, lo hace un refuerzo valioso para los Gigantes, especialmente en una liga tan competitiva como LIDOM.
Por otro lado, los Gigantes han fichado a Solomón Bates, y aquí es donde las cosas se ponen aún más interesantes. Bates no solo es un lanzador talentoso que ha jugado en ligas del Caribe y México, sino que también hace historia al convertirse en el primer jugador abiertamente gay en LIDOM. Este es un paso enorme para la inclusión en el deporte, y es un mensaje claro de que el béisbol es un deporte para todos, sin importar quién seas o de dónde vengas.
Bates viene de una temporada fuerte con los Guerreros de Oaxaca, donde tuvo una efectividad de 4.94 en 21 partidos como abridor, y seguramente aportará mucho a la rotación de los Gigantes. Su llegada no solo fortalece al equipo, sino que también demuestra el compromiso de LIDOM con la diversidad y la representación.
Así que, entre la experiencia de Ponce de León y la potencia de Bates, los Gigantes están armando una rotación que promete. Con estos refuerzos, sumados a otros nombres como Austin Roberts y Nick Dombkowski, este equipo va en serio rumbo a la temporada 2024-25.