La devastación medioambiental en República Dominicana es alarmante, y los casos recientes en Los Haitises, Las Dunas de Bani y el río Tireo destacan la urgencia de abordar este problema. La deforestación en Los Haitises, atribuida a 431 haitianos detenidos, y los daños a las dunas en la provincia de Peravia causados por invasores identificados, son solo dos ejemplos de una crisis más amplia. Los ríos Tireo, Yuna y Nizao sufren daños debido a la extracción de materiales por parte de areneros que buscan lucrarse a expensas del medio ambiente.
Sin embargo, la respuesta del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha sido insuficiente. En lugar de asumir la responsabilidad y tomar medidas efectivas, se han limitado a realizar operativos mediáticos que no abordan las causas subyacentes del problema. Los anuncios de «acciones contundentes» suenan vacíos cuando no se traducen en una política seria y comprometida con la protección ambiental a largo plazo.
La indiferencia gubernamental o la complicidad institucional han permitido que la depredación medioambiental persista durante demasiado tiempo. A pesar de las denuncias de grupos ecologistas y las campañas mediáticas que han llamado la atención sobre la destrucción de nuestros recursos naturales, las autoridades parecen contentarse con soluciones temporales que no abordan la raíz del problema.
Es fundamental que las autoridades asuman su responsabilidad y tomen medidas concretas para proteger nuestras reservas naturales y garantizar el suministro de agua vital para nuestras vidas y la producción de alimentos. Los operativos y anuncios publicitarios no son suficientes; se necesita una acción sostenida y decidida para salvaguardar nuestro medio ambiente para las generaciones futuras.