El reciente llamado del alcalde Jenrry Castro de Villa Vásquez, Monte Cristi, a las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales debe ser tomado con la seriedad y urgencia que merece. La denuncia de depredación en el litoral costero de la playa Buen Hombre es más que una advertencia; es un grito de alarma frente a la destrucción irreversible de nuestro entorno natural.
En un país privilegiado por su riqueza natural, cada acto de depredación representa una pérdida que va más allá del impacto ambiental inmediato. Las montañas desiertas y despojadas de su flora endémica en Las Canas, solo para dar paso a construcciones ilegales, son un testimonio triste de nuestra falta de cuidado y planificación.
Castro destaca con indignación cómo estas lomas vírgenes, nunca antes tocadas por la mano del hombre, han sido arrasadas sin consideración alguna. Es una afrenta no solo a la ley, sino a la integridad de nuestros recursos naturales, que son patrimonio de todos los dominicanos.
El llamado del alcalde a una «investigación responsable» es un paso crucial hacia la rendición de cuentas y la justicia ambiental. No podemos permitir que intereses individuales o de corto plazo comprometan el futuro de nuestras playas y montañas. La solicitud de que el Ministro Miguel Ceara Hatton sobrevuele la zona en helicóptero es un gesto que subraya la gravedad del daño y la necesidad urgente de acción.
Es hora de que las autoridades actúen con determinación y firmeza. La protección del medio ambiente no es negociable; es una responsabilidad compartida por todos los sectores de la sociedad. Desde los gobiernos locales hasta las autoridades centrales, todos debemos trabajar juntos para garantizar que el desarrollo turístico y económico se realice de manera sostenible y respetuosa con nuestro entorno natural.
La preservación de la flora y fauna endémica de Monte Cristi no debe ser una opción, sino una prioridad absoluta. Como ciudadanos conscientes y comprometidos, debemos alzar nuestra voz en defensa de nuestras bellezas naturales y exigir medidas concretas que aseguren su protección a largo plazo.
Esperamos que las palabras del alcalde Castro no caigan en oídos sordos. La justicia ambiental es un pilar fundamental de nuestro desarrollo como nación responsable y comprometida con el futuro de las generaciones venideras.