Las muertes violentas siguen dejando un rastro de dolor en familias enteras. El periódico Camino, voz de la Iglesia Católica, se levanta ante una realidad que ya no se puede ocultar: la vida se está desvaneciendo entre disparos, venganza y la búsqueda de dinero fácil.
Una sociedad herida
En su más reciente editorial, el semanario expresa una profunda preocupación por los crímenes que cada semana sacuden al país. Habla sin tapujos de los llamados “ajustes de cuentas”, una frase que, aunque suene común, revela el vacío moral de un sistema donde el dinero parece tener más valor que la vida.
“El mandato divino es claro: No matarás”, recuerda el medio. Sin embargo, en las calles parece hablarse otro idioma. Jóvenes de menos de 20 años, algunos ya atrapados por las drogas, caminan armados como si llevar una pistola fuera un signo de respeto.
El editorial plantea preguntas que duelen:
¿De dónde provienen tantas armas ilegales?
¿Cómo llegan a manos de civiles?
¿Por qué la violencia parece ser la primera respuesta?
Un llamado urgente a la paz
Camino no se limita a señalar culpables. Propone un camino: reconstruir la paz desde la familia, ese espacio donde se siembran los valores que luego florecen en la sociedad. “Hablando, la gente se entiende”, dice el texto, recordando una verdad sencilla que hoy parece olvidada.
El medio concluye con un mensaje que no es solo religioso, sino profundamente humano: entre ajustes de cuentas, intercambios de disparos y atracos, no podemos seguir viviendo. Cada muerte violenta es un grito que nos advierte: si no cambiamos, la sociedad puede morir con ellas.
Las muertes violentas no son solo cifras. Son historias rotas que exigen una respuesta colectiva. El momento de actuar es ahora.