Hoy, 31 de diciembre de 2024, recordamos con respeto y admiración a Roberto Clemente, a 52 años de su fallecimiento en un trágico accidente aéreo. Aquel fatídico 31 de diciembre de 1972, el «Cometa de Carolina» perdió la vida mientras llevaba ayuda humanitaria a las víctimas del terremoto en Managua, Nicaragua, dejando un legado que trasciende el béisbol y el deporte.
Clemente no solo fue un ícono dentro del terreno de juego, donde conquistó cuatro títulos de bateo y un MVP en 1966, sino que alcanzó su mayor esplendor en la Serie Mundial de 1971 con un impresionante promedio de .414. Su gesta de los 3,000 hits, lograda el 30 de septiembre de 1972, lo consagró como uno de los grandes del béisbol.
En su memoria, Major League Baseball rompió sus propias reglas, llevándolo al Salón de la Fama de Cooperstown en tiempo récord, como un tributo a su grandeza y legado. Clemente se convirtió en el primer latino en alcanzar este honor, cimentando su figura como un defensor de los derechos de los jugadores latinos en las Grandes Ligas y como un modelo de solidaridad y humanidad.
En este último día del año, mientras honramos su memoria, les recordamos que la vida es un bien invaluable. Sean prudentes, cuiden sus actos, y recuerden que el legado de hombres como Roberto Clemente nos inspira a ser mejores, dentro y fuera del terreno.