Ofensas religiosas y reacciones internacionales
Por: Luis González Fabra
Los juegos olímpicos constituyen una fiesta deportiva con una historia que se remonta a mas de dos mil años. Estos juegos, inicialmente, eran un festival religioso en honor al dios Zeus, que incluía diversas competencias atléticas. Los juegos se celebraron regularmente cada cuatro años hasta el año 393 cuando emperador romano Teodosio l prohibió todos los festivales paganos, incluyendo los juegos.
En el siglo XlX el barón Pierre de Coubertin, un pedagogo francés, propuso revivir los juegos olímpicos fundamentándolos en cuatro principios de los que escojo dos, que a mi juicio son esenciales para el tema que trato en este articulo. El primero, educar a los jóvenes a través el deporte en un espíritu de comprensión mutua y amistad con el fin de ayudar a construir un mundo mejor y pacifico. El segundo, compartir los ideales olímpicos con todo el mundo y crear un sentido internacional de buena voluntad.
En 1894 se fundó el Comité Olímpico Internacional (COI) y este organismo decidió que los primeros juegos olímpicos modernos se celebrarían en Atenas, Grecia, en 1896.
Ahora bien, que pasó por la mente enfermiza y distorsionada de los organizadores de las olimpiadas francesas que representaron la “La Última Cena”, obra de Leonardo Da Vinci, con un acto llamado por algunos “drag queen”, y que en realidad consistió en la presentación de una modelo transgénero y al mismo tiempo una referencia a la comunidad LGBTO?
De seguro el Baron de Coubertin se removió en su tumba durante la ceremonia de apertura de eso Juegos Olímpicos al ver esa representación, considerada por la mayoría de quienes la vieron presencial o por televisión, como una falta de respeto a las creencias religiosas.
Se intentó hacer una burla a la eucaristía, momento sagrado en la Santa Misa para los católicos, presentando una modelo transgénero y al mismo tiempo una referencia a la comunidad LGBTO cuando se ven dos hombres juntando sus labios.
Este acto repudiable rompió de manera brutal con lo que buscan los principios olímpicos, y tal y como expresó el obispo de Higüey, monseñor Jesus Castro Marte “lo que debería haber sido una oportunidad hermosa para para tender puentes, acortar distancias y apostar por la fraternidad, la igualdad y unidad de las personas y los pueblos, terminó por mostrar el ocaso de una cultura en total declive porque no conoce algo tan básico como el respeto”.
Francia lo calificó como una burla frívola y grosera. Y el Consejo de Iglesias de Oriente Medio (MECC) condenó la burla a Jesucristo afirmando:”con mucho amor mezclado con asombro y desaprobación, vimos lo sucedido durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en Francia: la burla al misterio de los misterios del cristianismo, y lo que es sagrado para miles de millones de personas en todo el mundo”. Agregó que la burla “indica una completa ignorancia de los conceptos de libertad y dignidad humana, este es un asunto muy preocupante para el futuro de la humanidad”.
La eurodiputada de extrema derecha Marion Marechal, comentó en su perfil de X:”a todos los cristianos del mundo que están viendo la ceremonia y se sintieron insultados por esta parodia ´drag queen´ de la última cena, sepan que no es Francia la que habla, sino una minoría de izquierda lista para cualquier provocación!”
Asimismo, Jean-Luc Melenchon, líder del partido de izquierda francesa (LFI), dijo con firmeza “no me gustó la burla a la última Cena Cristiana, la última cena de Cristo y sus discipulos, que es fundamental para el culto dominica, por supuesto no me voy a meter en el critica de la blasfemia. Eso nos concierne a todos”, expresó.
Además, la mezquita egipcia de Al-Ashar, una importante institución del islam sunní, condenó las “escenas insultantes” de Jesucristo durante la ceremonia de los Juegos Olímpicos. Y sentenció: “la actuación no respetó los sentimiento de los creyentes de las religiones, ni la moral y los altos valores humanos”.
Justo es señalar que el Comité Olímpico Internacional emitió una disculpa formal tras las quejas por el desastre ético y moral acontecido.
¡Señor perdónalos, aunque ellos sí saben lo que hacen!
Fuente: Diario Libre