Por: Loren Pérez.
Pedro Francisco Bonó y Mejía; Nació en Santiago de los Caballeros, fue el segundo hijo del matrimonio de Don José Bonó (de nacionalidad francesa, hombre culto y versátil) de quien su hijo adquirió su formación y de Doña Inés Mejía; el matrimonio procreó seis hijos.
Francisco Bonó fue un prohombre, considerado tal vez el dominicano más capaz que sus contemporáneos tabaqueros y líder de la Revolución de los tabaqueros de 1857; sus múltiples facetas de sociólogo, abogado, político, antropólogo, escritor, le llevaron a actuar con autoridad y talento; gracias a su visión audaz, convocó en la ciudad de Moca a Ulises Francisco Espaillat, José Desiderio Valverde (presidente de la República 1857-1858) Benigno Filomeno Rojas, Domingo Mayoll (cuñado de Desiderio Valverde) para la redacción de la Constitución de 1857. Esta ciudad elegida por que sus ciudadanos apoyaron al gobierno del general José Desiderio Valverde y Pérez; Bonó asesoró y redactó una Constitución muy demócrata y de carácter federal con lineamiento de inspiración de las constituciones: norteamericana, francesa e inglesa. Tal vez muy adelantada para el siglo XVIII, muy parecida a la del gobierno del profesor Juan Bosch en 1963, con otro lineamiento, pero igual de adelantada. Bonó hizo sus aportes a que la democracia fuera correcta, pero el infortunio en la administración pública en la historia dominicana ha demostrado que la corrupción es la que prevalece.
Como santiaguero, Francisco Bonó veía el tabaco como una naciente economía de los fértiles parajes del Cibao en las tierras de Licey, Tamboril, La Vega, Guazumal, Gurabo, Jacagua, Egido, pueblos que pertenece al Valle del Cibao. El notable desarrollo de una naciente economía tabaquera surgió de un grupo de una élite de una sociedad santiaguera con caracteres de interés económico y político del siglo XVIII. No solo se limitaron a impulsar el desarrollo de la economía dominicana que supera sus aportes al fisco más que cualquier otro rubro de producción nacional; sino que se diferenciaba de los hateros del sur y este del país (corte y tala de madera preciosa y ganado bobino) trabajo que se impusieron por los colonizadores desde su llegada a la isla de Santo Domingo.
El Cibao se ha distinguido por sembrar y sentir ser el embajador por excelencia del tabaco; siendo Tamboril (municipio de Santiago) declarada por el ayuntamiento como la Capital Mundial del Cigarro.
En lo económico, el historiador Freddy Peralta enfatiza los tabaqueros sin recursos; ¨El tabaco es demócrata puesto que sin otro capital que un pedazo de terreno, sin máquinas, sin personal, cualquier pobre labrador puede mantener a su familia cultivando Tabaco, pues ofrecía una serie de ventajas: créditos, rapidez, oportunidad de sembrar otros productos. Además, conllevaba a que en la producción del mismo interviniera una extensa mano de obra. Los beneficios de su producción alcanzaban a todos los sectores¨ de familia sin recursos; hasta llegar a formar un pequeño núcleo oligárquico de la sociedad santiaguera.
El humanista y expresidente de la república Juan Bosch, agrega «La Economía del Tabaco es tan diferente de la economía del hato como la mañana lo es de la tarde. En efecto, las necesidades de tierras limitadas y de buena calidad, variados conocimientos, vinculación con centros urbanos, cierta autonomía en decisiones propias de la economía del tabaco, eran muy discrepantes con la economía hatera que exigía extensos territorios, hábitos que pecaban en lo salvaje al perseguir el ganado, y pocos esclavos que tenían una vinculación muy estrecha con sus amos¨.
Para el profesor Juan Bosch, los tabaqueros del Cibao eran pequeños burgueses que formaban una pequeña clase media. Aceptar el criterio de Juan Bosch de la existencia de la clase media, mostrando ideas liberales nos conduce a la participación de prohombre como Bonò en la Revolución de 1857.
El Tabaco es una de la mayor fuente de riquezas para casi todo el Cibao y muy específicamente Santiago de los Caballeros; En él está el sustento de miles de familias.
Fuente: La Información