¿Ignorancia o indiferencia?
La sorpresa fue tan grande como dudosa. El ministro de Deportes, Kelvin Cruz, aseguró que se enteró «por los medios» sobre la tala de árboles en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte. Según sus palabras, “al igual que ustedes, me enteré por la prensa”. La tala de árboles, que ha sido denunciada por múltiples sectores, ocurre a pocos metros de su despacho. Literalmente, puede verla desde su ventana.
La frase «tala de árboles» resuena como una herida abierta en medio de un complejo deportivo que respira historia y naturaleza. Los árboles caen y el ministro dice que no sabía nada. Lo dijo en una entrevista televisiva. Pero el gesto de sorpresa no basta. Las cámaras y los drones no mienten: las máquinas trabajan a la vista de todos, no en la clandestinidad.
Una excusa que no convence
El ministro apunta al Ministerio de Vivienda y Edificaciones como el ente ejecutor de las obras. Y aclara que “todas fueron licitadas”, como si eso fuera suficiente para justificar la falta de vigilancia sobre un daño ambiental irreparable. También habló de convocar a los responsables e iniciar una investigación. Pero la tala de árboles continúa, y muchos se preguntan: ¿no es el deporte también parte del medio ambiente?
La tala de árboles no es sólo un tema ecológico; también habla de cómo se manejan los espacios públicos, del respeto por lo que pertenece a todos. La oficina del ministro está a escasos pasos del lugar donde se realiza este ecocidio. Si no lo vio, es grave. Si lo vio y no actuó, es peor.