Educando para prevenir desastres

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Dr. Frank Espino 

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista, novelista y poeta libanés.

Siempre que se presentan fenómenos naturales todos nos ponemos alerta, independientemente de que estemos en riesgo o no. Pero los más afectados, obvio; son los que más se desesperan y los que sufren estas desgracias.

Nosotros hemos sido partidarios de que en las escuelas se incluya una materia con carácter obligatorio de “Primeros Auxilios”, y otra que podía ser “Mitigación de desastres”.

La explicación es bien clara. Vivimos en un país que por su geografía, somos  isleños caribeños, y con recursos limitados. ¡Siempre estaremos expuestos a cualquier calamidad! Sean estas de origen natural o provocado.

Entiendo que no existen en estos momentos las estructuras físicas convencionales, electrónicas, ni viales que puedan salvar vidas adecuadamente.

Por eso, lo más lógico sería pensar en ir preparando a toda esa juventud. Sobre todo la clase estudiantil; que sin lugar a dudas en un por ciento muy elevado son de los estratos más pobres, y que un por ciento de ellos, están ubicados en regiones rurales, o en lugares que circundan las grandes urbes, lo que les dificulta más todavía tener una adecuada  respuesta a lo imprevisto.

Si se ve de una manera macro, resulta difícil y hasta imposible de llevar a cabo esta tarea.

Sin embargo, no podemos verlo así con aire de frustración. Ya que aunque no lo visualizamos, los ministerios tanto de Educación como de Salud Pública, cuenta con un personal cada vez más numeroso, y que tiene presencia en todo el territorio nacional por apartado que luzcan los lugares.

Proponemos: Que se adecúen y valoren normas para llevar a cabo todo lo referente a primeros auxilios y otras maniobras que puedan ser útiles en momentos que se presenten: accidentes automovilísticos, incendios, salvamento y recuperación de personas en peligro de ahogamiento por agua, heridas, ciclones, terremotos; por citar unas cuantas.

Estas enseñanzas se darían a instructores, en centros clínicos y universitarios por expertos. Sobre todo a aquel personal médico, que necesiten de su pasantía, aquellos que están ubicados en pueblos y comunidades lejanas, para que se les instruya, y estos a su vez, tengan un desplazamiento a todas las escuelas y liceos por un espacio de tiempo que será determinado por una comisión que se encargue de darle seguimiento tanto del Ministerio de Educación, como de Salud Pública.

También participa el Colegio Médico Dominicano, las Universidades, Iglesias, y aquellas ONG que puedan formar parte de este conglome­rado con participación directa del COE, Bomberos, y que pueda haber una integración de los sistemas de Seguridad Estatal, para asegurar un buen desempeño.

De lograrse este Plan Piloto, que debe empezar por ciudades y comunidades de alto riesgo, veremos los resultados en poco tiempo, ya que se contribuiría de esta manera, que desde la clase más humilde hasta la más alta, sobre todo la estudiantil, tendrán un conocimiento elemental que podría salvarles la vida a ellos, a sus familiares y a toda una comunidad.

El autor es médico, escritor y profesor ­universitario.

Fuente: © La Información

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