La estabilidad política en Venezuela transita por una fase crítica acentuada por los resultados electorales presentados por los oficialistas y los opositores, luego de que la transmisión de las actas electorales fuera suspendida, manteniendo a la población en una expectativa dramática.
Después de la medianoche del domingo pasado, el Consejo Nacional Electoral de ese hermano país, emitió el boletín con los resultados, luego de haber computado el 80 % de las actas, los cuales le dan a Maduro una ventaja de 51 % sobre el 44 % alcanzado por González Urrutia de la oposición. Esos datos están contenidos en el Boletín ofrecido por el CNE, los cuales fueron calificados por dicho Consejo como “contundentes e irreversibles”.
Por su parte la oposición rechazó esos resultados calificándolos de fraudulentos arguyendo que las actas disponibles por ellos hablan de un triunfo aplastante, al haber alcanzado una votación de 70 % contra 30 % de Maduro, tal como también lo presentaron las encuestas a boca de urnas y otros datos de prestigiosas firmas encuestadoras.
En tanto que las fuerzas del “chavismo” alegaban que se había detectado un fraude por la vía del “hackeo” del sistema electoral, hecho que retrasó el conteo de las actas y que se investiga para identificar a los culpables.
Esas incidencias que han mantenido tenso el clima electoral después de haberse registrado una masiva jornada de votaciones tranquilas y normales, ponen de relieve la conflictividad de los procesos electorales, cuando las fuerzas que se disputan el poder se polarizan y se radicalizan sosteniendo posiciones antagónicas y contradictorias respecto al régimen político-económico que dicen representar.
En el caso de Venezuela el “chavismo” se ha propuesto instaurar un régimen socialista en defensa de los pobres, mientras las fuerzas opositoras dicen representar los ideales de la libertad y la democracia, bajo la concepción económica del capitalismo que importantiza a la empresa y a los propietarios del capital.
De esa manera mientras los “demócratas” se aferran a la “voluntad popular” como criterio de la legitimidad democrática, los chavistas en última instancia se refugian en el poder coactivo que proviene del control de las fuerzas armadas y su capacidad fáctica para reprimir a los seguidores “democráticos”.
Sobre esas razones sociológicas es que se eleva el clima de incertidumbre e inseguridad, creador de una expectativa de violencia como vía de solución a un conflicto en el cual se enfrentan esas dos posiciones en conflicto que protagonizan los “socialistas” radicales del chavismo y los “demócratas” capitalistas, radicales o no.
En ese marco de referencia se tendrá que dar o una “negociación” del conflicto a partir del recuento de los votos tal como lo piden varios países, entre ellos RD; o una solución violenta con la eventual invasión militar coordinada por el “capitalismo global”, aunque esta alternativa sea menos probable en las actuales circunstancias internacionales. Esa dialéctica del conflicto venezolano también se replica en otros países del mundo y de América Latina y el Caribe.
¡Ojalá se negocie la paz en Venezuela con inteligencia y también con humanidad!
Fuente: La Información