Resultado del cruce entre españoles y negras (esclavas o libertas), el mulato fue rechazado desde los inicios de la oligarquía colonial.
Por Héctor Luis Martínez.
En las academias, todavía se pregunta si nos identificamos como tierra mulata, negra. Muchos conocen la respuesta. Históricamente, las élites dominicanas han defendido la supremacía del blanco sobre el negro, en un primer momento y, poco después, sobre el mulato. Resultado del cruce entre españoles y negras (esclavas o libertas), el mulato fue rechazado desde los inicios de la oligarquía colonial. De nada importó su peso cuantitativo desde los últimos decenios del siglo XVI, mucho menos su incidencia en la sociedad criolla que se conformaba. Que nadie olvide a Joaquín Balaguer y su isla al revés.
La ´puesta en valor´ de la incidencia africana y su derivado, el mulato, en lo que somos como dominicanos, se expresa con claridad a finales del decenio 1960. Desde entonces, defensores de lo hispánico en la cultura dominicana, como Manuel Arturo Peña Batlle, Manuel de Js. Troncoso de la Concha, Emiliano Tejera…, fueron contrastados con las investigaciones de Hugo Tolentino Dipp, Emilio Cordero Michel, Franklin Franco, Marcio Veloz Maggiolo, Roberto Cassá, Dagoberto Tejeda, June Rosenberg, y otros. Sus aportaciones en el estudio y asunción de lo negro en la cultura dominicana son importantes, evidentes. Pero, la denuncia de Marileidy Paulino dice que falta mucho más, que no se agota el camino, pues supera con creces sus 400 metros; bien ganados en San Salvador 2023. Sólo ganamos si le hacemos caso, para que el prejuicio ceda ante los mandatos institucionales. Alimentemos los ámbitos de la dominicanidad respondiendo esta pregunta de Carlos Esteban Deive: ¿y tu abuela, dónde está?
Fuente: Acento.com.do