Por. Rafael A. Escotto.
«Los grandes líderes no necesitan hacerse los duros. Su confianza y humildad les sirve para subrayar su dureza». Simon Sinek
Pocos han sido y son actualmente los políticos estadounidenses en ejercicio que puedan presentar una hoja de servicio público tan diáfano que al hojearla estaríamos ante una excepcional y sobresaliente obra social y política.
Un simple repaso a una parte diminuta de su hoja de servicio público, sin tener que recurrir a la magia de un fino cristal de Baccarat, el cristal más deslumbrante del mundo, nos llevaría, sin titubeos, a apreciar en justa dimensión el enorme valor social, político y humano que aparece reflejado a lo largo de todo el desarrollo y evolución de sus cincuenta años de funcionariado.
Estamos, sin duda, en presencia de una excelente e intachable carrera profesional y política del actual presidente de los Estados Unidos, Joseph Robinette Biden. Su extraordinaria trayectoria pública y moral no puede ser opacada por el simple hecho de haber renunciado a una reelección o de ser adulto mayor, ni puede dar lugar a otra cosa que no sea elogiar en justicia su grandiosa contribución al progreso de la nación norteamericana y a la solidez y poderío de Estados Unidos, poderío que le ha merecido reconocimiento en el concierto de las naciones del mundo libre.
Biden, desde el inicio de su joven carrera política como senador del estado de Delaware en 1972, presidente de la Comisión de Justicia (1987-1995) hasta la conclusión de la misma como presidente de Estados Unidos, dio connotaciones irrefutables de poseer el talento y la capacidad de ser un congresista en quien Estados Unidos debía confiar plenamente en su inteligencia y destreza como abogado y como hombre de la patria.
Los estadounidenses en capacidad de votar debemos sufragar en favor de Kamala Harris a manera de rendirle un honroso homenaje a la fidelidad mostrada por Joseph Robinette Biden Jr. durante medio siglo de práctica política defendiendo sin descanso los mejores intereses del pueblo norteamericano y poniendo en alto allende los mares el emblema nacional.
Queremos advertir que no estamos en contra de ningún otro candidato a la presidencia de Estados Unidos ni en contra de ningún otro partido político, estamos definitivamente a favor de la candidatura de Kamala Harris para con esta actitud reconocer y honrar a Joseph Biden por sus innegables esfuerzos, su capacidad probada y sus sacrificios en sus cincuenta años de vida política ininterrumpida.
El pueblo estadounidense no debe, de la noche a la mañana, convertirse en malagradecido olvidándose de sus grandes hombres, echando sus hazañas y sus grandezas en el saco del olvido o negándole lo que merecidamente se ha ganado, porque si actuamos de esta manera corremos el riesgo de perder todo lo que se ha logrado como nación con los aportes intelectuales y políticos de este gran estadista estadounidense. Despidamos honrosamente a este ciudadano ilustre votando a favor de Kamala Harris.
Terminamos esta exhortación con una frase de otro gran presidente estadounidense, Theodore Roosevelt: «No es el crítico quien cuenta ni aquellos que señalan cómo el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre, al que se esfuerza valientemente, yerra y da un traspié tras otro, pues no hay esfuerzo sin error o fallo; aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso y que, en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso».
Fuente: La Información